Marcada por mesas acuchilladas y botellines vacíos. A la última ronda siempre invita Maxi. A partir de las doce, se cierra la puerta por dentro y sólo quedan los amigos. Y es entonces y solo entonces, delante de la penúltima jarra de la noche y las últimas cuatro cartas del día, cuando te encuentras entre iguales y dices lo que tienes que decir.
Dicho y hecho. Por si quedaban dudas. Levantarse, con o sin ayuda, parece más fácil cuando ya está hecho. Intentaré recordarlo.
Mientras tanto, un calvo si os adelanto.